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Cuento de yoga para niños, y no tan niños.

"Una Valiente llamada Tadasana "



Había una vez una pequeña aldea en las montañas, rodeada de imponentes cumbres nevadas. Era un pueblo muy tranquilo, muy bonito y con unos habitantes algo peculiares . En el centro de la aldea había un pequeño templo donde los habitantes se reunían cada día para meditar y practicar yoga.


Todos eran perfectos saltimbanquis, imagina lo que una practica diaria había creado. Tenían verdadera habilidad y se pasaban estas horas en el templo indagando nuevas posturas y sus nuevos beneficios, e inventando formas de complicar aquellas que ya dominaban.


Había entre ellas una niña, de unos 13 años, muy pizpireta y alegre, que, sin embargo, dedicaba cada día su práctica a estar de pié en aquel templo. Tada, así se llamaba, se pasaba horas erguida y estable, como una montaña inmutable ante los vientos y las tormentas. Algunos la llamaban la montaña, ¡y no siempre con buena intención! ¿qué hace esta chica todo el rato parada? ¿No va a mejorar nunca sus otras posturas?


El maestro del templo, un anciano sabio y experimentado, enseñaba a los habitantes de la aldea cómo realizar posturas durante largos períodos de tiempo, concentrando toda su energía en que los habitantes del pueblo no se aburrieran y abandonaran el templo. Este maestro creía que la calma y el buen funcionamiento de esta aldea sin duda estaba relacionado con esta actividad diaria que todos compartían, pero también por el respeto que todos le tenían al maestro. A veces temía, que debido a las burlas, la pequeña Tadase enfadara y no volviera nunca más, pero , ¿Quién sabe que pasaba por la mente de aquella niña?


Un día, la aldea fue azotada por una tormenta de nieve feroz. Las casas temblaban con los fuertes vientos y la nieve caía en grandes copos, cubriendo y arrastrando todo lo que había a su paso.


Los habitantes de la aldea, como ya señalé, eran perfectos saltimbanquis, así que empezaron a intentar utilizar su agilidad y fuerza para sostener sus tejados o alargar sus brazos para coger al vuelo los objetos que salían volando. Todos intentaban sacar la nieve para evitar que arrastrara sus casas. Pero nada les funcionaba. Así que muertos de miedo, empezaron a intentar posturas imposibles para esconderse en los rincones más pequeñitos y recónditos que encontraban. Pero todo esto, también fue en vano. El viento y la nieve arrasaba todo lo que encontraba a su paso.


Todo, menos la casa de Tada.🤔 Al inicio de la tormenta, ella corrió a su puerta y se puso de pie como cada día practicaba en su templo. Se mantuvo tan concentrada y conectada que un campo energético empezó a surgir a su alrededor protegiendo su casa como por arte de magia. Su cuerpo estaba tan erguido y arraigado, que la energía podía fluir a raudales a través de ella y con su intención hizo que este campo energético ¡surgiera como de la nada!


Cuando vio que sus vecinos estaban en apuros sin pensarlo dos veces, se dirigió al templo y se puso de pie en el centro del patio. Concentró su mente y su respiración, sintiendo como la energía y la fuerza de una montaña fluía por todo su cuerpo.


La nieve caía a su alrededor, los vientos aullaban con fuerza, pero Tada permaneció firme como una roca. Con su postura de la montaña, creó un espacio de calma y estabilidad en medio de la tormenta.


Los demás habitantes de la aldea se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo y, poco a poco, comenzaron a unirse a Tada en la postura de la montaña. Uno por uno, se unieron a ella, y juntos crearon un círculo de energía poderosa y tranquilizadora que mágicamente protegió sus casas. Eso sí, vieron como se volaban todo tipo de adornos inservibles y cosas materiales que hasta ese momento habían creado imprescindibles.


Cuando la tormenta terminó, todos dieron un aplauso a Tada y la felicitaron por su valentía, seguridad y determinación. Gracias a ella, lo más importante (las familias y sus hogares) se había salvado de esa tormenta. Todos estaban tan contentos y a la vez avergonzados de haber criticado su practica durante años, que nombraron a esa postura TADASANA en su honor ( que significa postura de la montaña en sánscrito ) y dieron en su práctica cada día 20' para poder experimentar su verdadero poder.


La moraleja de esta historia es que la postura de la montaña, o Tadasana, puede parecer simple y fácil de pasar por alto, pero es en realidad una posición fundamental en la práctica del yoga y en la vida misma. Nos aporta seguridad, fuerza y poder de concentración.


Al igual que Tada, debemos aprender a mantenernos erguidos y estables ante los desafíos de la vida, concentrándonos en nuestra mente y nuestra respiración. Si podemos hacerlo, podemos encontrar la calma y la serenidad en medio de cualquier tormenta.


Así como la postura de la montaña nos da la base para muchas otras posturas de yoga, también puede darnos la fuerza y la estabilidad que necesitamos para enfrentar los desafíos de la vida cotidiana. Pero además aporta muchos más beneficios.


Por lo tanto, no debemos subestimar la importancia de la postura de la montaña en nuestra práctica de yoga y en nuestra vida diaria. A través de ella, podemos encontrar la fuerza y la estabilidad que necesitamos para mantenernos firmes en cualquier situación. Además nos recuerda un aprendizaje importante de los yoguis más antiguos. A veces lo simple el lo más avanzado y lo que más retos representa. Pero además, como en la vida, la base es mucho más importante que los adornos.


Autora: @grow.yoga.barcelona

Fotos: Grow Yoga, Canva y Wix

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